jueves, 20 de octubre de 2011

Tirar para el mismo lado, este es el gran desafío que tenemos los argentinos en este tercer centenario...

Se habló, cuando se inició este ciclo electoral 2011, del Huracán Cristina que, como un vendaval, arrastraba votos hacia sus candidatos. Se decía que los votos eran de CFK y que, de ganar, le debería poco o nada a nadie que no fuera ella misma. Qué manera complicada para decir que los votos, todos toditos, iban a ser de la Presidenta. Catamarca y Chubut fueron pruebas. El estatequieto a Moyano y el armado de las listas también. El Teatro que armó hoy Cristina fue una prueba más, la última antes del domingo de la verdad. ¿Quiénes estuvieron detrás suyo? ¿Los gobernadores, intendentes, diputados y senadores? No, nada de intermediarios entre Cristina y su pueblo: uno a uno fueron ingresando los protagonistas de los spots de campaña. Brian, Atilio, Jorge, Cecilia (que se trajo al alemán), Ramiro, Ariel, Jesica, Haydeé, Victoria.

Cristina les agradeció a los millones de argentinos y argentinas que le dieron fuerza. Les agradeció a sus hijos y luego sí a la fuerza de Brian, la fuerza de Atilio, la fuerza de un pueblo, de un país (con buena gente, como reza el último eslogan). Scioli, Capitanich, Mariotto, todos -a excepción de Boudou- la aplaudieron desde abajo. Cristina no le deberá sus votos a nadie más que a ella, a su gestión, a su capacidad de conducción, que será refrendada en las urnas.

No faltó nadie en su discurso. Mencionó que su candidato a vice le permitirá a todos los argentinos tener mayor institucionalidad (o un vicepresidente que represente al Ejecutivo en el Senado). Se refirió al crecimiento de la Argentina real (o a la ficción de esa Argentina virtual que los Medios opositores inventaron día a día). Les habló a los representantes sectoriales y empresariales, en una convocatoria de unidad. «Tirar para el mismo lado, este es el gran desafío que tenemos los argentinos en este tercer centenario que empezamos», dijo. No nos quedemos sólo con la frase del dedo y la luna, o estaremos también mirando el dedo. Especuló que hubiera sido del país sin Kirchner. Como nosotros acá. Anunció que la desocupación sigue bajando (de 7,3 a 7,2 en el último trimestre). Le pidió al Congreso que deje de poner palos en la rueda; pedido razonable si los hay (Congreso poco razonable, si los hubo). Dió por finalizada la etapa de enfrentamiento con "el campo" destituyente de 2008, sin rencores. Ponderó la mirada latinoamericana de nuestra política exterior (y también hubo un palito para el rancho de Tabaré Vázquez, ¿cómo que no?). En definitiva, esbozó los lineamientos de un gobierno que continuará generando políticas de inclusión social y en defensa de los trabajadores. Lo sabemos: con Cristina el Estado no es neutral. Está ahí adonde los que más lo necesitan.

«...necesitamos más escuelas, más viviendas, más megavattios para seguir creciendo, más hospitales, más rutas, más fábricas y tenemos que seguir trabajando para que haya más trabajo argentino, más industria argentina, queremos agregarle más valor a esta producción...». Amén.