viernes, 30 de marzo de 2012

Pensar la idea de Democracia. Entre la “democracia neoliberal” y la “democracia inclusiva”

¿Qué entendemos por democracia? ¿Solo lo pensamos como régimen donde se plantean un circulo de formalidades o como un espacio que rompe el circulo institucional y pone en tensión la complejidad del entramado de la sociedad?,  ya que la respuesta a la pregunta por la democracia, es pensar el modelo societal que se quiere construir, es ver como una sociedad en  un régimen político-económico, se establecen relaciones entre los diferentes poderes que lo conforman.

Es necesario iniciar un debate sobre esta pregunta, ya que en las sociedades capitalistas, se caracterizan por la existencia de poderes elegidos democráticamente, y un conjunto de poderes, no democráticos que ejercen, o intentan ejercer, su influencia sobre la esfera política. La posibilidad de la emergencia del Estado, como regulador, interventor, es parte de un proyecto de modificar las relaciones entre las esferas, de romper los mecanismos de influencia en la toma de decisiones. La no neutralidad Estatal esta presente siempre, solo se debe preguntar que intereses defiende en su política de gestión.  

Durante los ’90 el momento neoliberal, significo la consolidación de la democracia formal, detrás del retiro del Estado, como regulador e interventor, se produjo una colonización de lo económico sobre la esfera política, de esta manera se proclamaba que la constitución de la Republica como defensora de las libertades, políticas y económicas, eran constitutivas de la construcción de una arena política de igualdad entre sujetos desiguales, consolidando la separación entre una esfera autónoma pero colonizada y la pregunta sobre la cuestión social, detrás del discurso económico, se consolidaba una visión de mundo marcada por una versión de un liberalismo político desplazando la posibilidad de preguntarse si la existencia de una igualdad política era posible sin marcas mas igualitarios en lo social.

La colonización por parte de la esfera económica sobre lo político, llego al extremo, de la presentación, legitimación y existencia de un candidato era solo posible si aparecía en las pantallas de los medios de comunicación, espacios no-neutrales, muchos de los cuales vinculados a intereses no informativos, a través de los mismos se configuraban consensos, dejando la matriz central de lo político: la disidencia y lo conflictivo en esferas construidas como no políticas: lo social.

Es decir, en vez de presentar el entramado constituyente, las esferas aparecían con características propias, autónomas, sin influencia sobre de un campo sobre el resto. Si el discurso gerencial colonizaba a lo propio de lo político, también lo económico colonizaba la idea de ciudadano, al configurarlo como sujeto consumidor, construyendo la imagen de una arena política como un similar del mercado, la política se convirtió en una mercancía mas dentro del resto, un candidato se construía, se vendía con las lógicas del marketing de cualquier producto de una góndola.

Parte de ese modelo entra en crisis en Diciembre del 2001, con la crisis de representación, es decir, dentro del contexto de poner en tensión los valores económicos que sustentaban el neoliberalismo, también ponían en tela de juicio la esfera política.
El kirchnerismo, dentro de su cuerpo de ideas, pone sobre la mesa, visibiliza las líneas de conflicto de intereses entre las esferas económicas, no democráticas, y la esfera política, la idea de consenso mostró sus puntos de fisura, los grupos monopólicos, a partir, principalmente de las jornadas destituyentes del 2008, comenzaron a poner en juego la batería de los medios de comunicación para intentar construir nuevas figuras políticas capaces de interpelar la idea de una democracia que se reconstruye sobre el acceso igualitario a la palabra, pero sobre todo, a los mecanismos de igualdad social, una democracia que articula la idea de Republica con inclusión social.

Igualmente, el modelo de democracia en los ’90, con sus series de valores empresariales y de un ciudadano consumidor, no cayeron o desaparecieron, encuentran a su mas fiel exponente en el actual mandatario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri, su estilo discursivo, pero principalmente, su mecanismo de gestión de lo político, configura el programa del intento de retorno de la subordinación de la esfera política a la económica, veamos una de las acciones del actual jefe de gobierno de la ciudad capital, la carrera de TC2000, es presentada a los ciudadanos, no como un espacio de democratización del deporte, sino los interpela como consumidores, marcando accesos diferenciados al evento, aquel que puede pagar podrá tener una mejor ubicación al evento, tomando la idea de aquel empresario que cuando se le retira el fútbol dice que la democracia del acceso a la televisión es el que puede pagarla, es decir, Macri piensa en la idea de una democracia de “propietarios”, con una posición de acceso a beneficios que no nacen necesariamente la respuesta del estado, eso lo vemos en lo discursivo, ya que hemos visto como los habitantes de la principal ciudad de la Argentina, la relación destinada del presupuesto a subsidiar a la educación privada con la inversión social en educación publica.

Mauricio Macri, protegido por los Monopolios económicos, se construye como portador de los valores de esa democracia liberal de los ’90 frente al modelo democrático inclusivo nacido en el 2003. Por eso pensar a Mauricio Macri, es ponerse a pensar modelos de democracia en juego.

Fuente: http://diegoburd.blogspot.com.ar/