martes, 8 de mayo de 2012

Segunda guerra mundial: Otra mirada

Segunda Guerra Mundial: la historia manipulada y tergiversada

Se cumplen en el presente mes, 67 años de culminada la Segunda Guerra Mundial y muchos analistas y politólogos hacen su resumen sobre lo que ocurrió y lo que no ocurrió durante la conflagración mas grande que la humanidad haya vivido. No pocos tratan de manipular, tergiversar o reescribir la historia aprovechando la ignorancia histórica y el potente recurso que significan hoy los MMD.

por David Urra

¿Por qué ocurrió la SGM? ¿Qué intereses se movían en el escenario político y económico de la época? ¿Quiénes fueron los verdaderos triunfadores y perdedores de la conflagración mundial?

Sin pretender hacer de este comentario un extenso estudio del suceso, si queremos adelantar nuestras consideraciones sobre algunos aspectos que consideramos se están manipulando o ignorando y que pueden hacer pensar a algunos que sucedió lo que en realidad, no sucedió.

Es bueno señalar que durante la Guerra fallecieron más de 55 millones de personas; de ellos cerca de 25 millones de soviéticos, entre los que había no mas de 8.860.400 de militares; 13 millones 500 mil chinos; Alemania 5.470.000 incluyendo los judíos; 5.900.000 de polacos, incluidos 3 millones de judíos; Yugoslavia 5.900.000; 5 millones de judíos; 2.250.000 de japoneses, de ellos 1 millón 700 militares; 600 mil franceses; Reino Unido 390 mil; EE.UU 220 mil, todos militares.

Como podemos observar a simple vista, el peso mayoritario de la maquinaria hitleriana cayo sobre el pueblo soviético, principal objetivo de la Guerra y razón por la cual se convirtió en mundial.

Para explicar esta aseveración es necesario hacer un poco de historia y recordar algunos hechos que tienen una fuerte relación con las razones y premisas de la SGM.

Al concluir la PGM, Alemania, una de las potencias derrotadas, aunque no la única, fue sometida a regulaciones muy fuertes establecidas en el tratado de Versalles, firmado el 28 de junio de 1919 por las potencias triunfadoras y la alianza alemana. En estas regulaciones entre otras se prohibía la creación y existencia de un ejército en el país que tuviera más de 100,000 hombres y la tenencia de aviación de guerra, así como cualquier tipo de ayuda, financiera, tecnológica, y material para estos fines.

Las principales clausulas militares que le fueron impuestas a Alemania en el tratado fueron: 

  • Entrega de material militar y de la flota de guerra. 
  • Ocupación de la orilla izquierda del Rin y desmilitarización de Renania.
  • Reducción del ejército a 100.000 hombres y 4.000 oficiales, sin artillería pesada, submarinos ni aviación.
  • Prohibición de fabricar material de guerra.
  • Disolución del Estado Mayor del Ejército (OHL).
  • Supresión del servicio militar obligatorio en Alemania.
  • Internacionalización del canal de Kiel.

De las muchas disposiciones del tratado, una de las más importantes y controvertidas estipulaba que Alemania y sus aliados aceptasen toda la responsabilidad moral y material de haber causado la guerra y, bajo los términos de los artículos 231-248, deberían desarmarse, realizar importantes concesiones territoriales a los vencedores y pagar enormes indemnizaciones económicas a los Estados victoriosos. El Tratado de Versalles fue socavado tempranamente por acontecimientos posteriores a partir de 1922 y fue ampliamente violado en Alemania en los años treinta con la llegada al poder de Adolf Hitler.

Con esto se pretendía que se formaran nuevamente en Alemania fuerzas capaces de desestabilizar el mundo y generar un nuevo peligro de Guerra que pudiera tener consecuencias catastróficas para la humanidad. El fin loable, pero ¿Cómo logró Hitler organizar, armar y pertrechar un ejercito tan gigantesco en las narices del mundo, cuando existían los instrumentos jurídicos y los recursos para evitarlo?

Estamos hablando de un ejercito compuesto por mas de 5 millones de miembros, 214 divisiones; 3217 bombarderos e interceptores; 1058 aviones de reconocimiento; 639 aviones de transporte; 4215 tanques más 402 de los aliados de Alemania; 43812 cañones y morteros y otras fuerzas que componían la infernal maquinaria nazista de destrucción.

Recientemente hemos escuchado innumerables análisis en que se destaca que las causas que provocaran el surgimiento de semejante aparato de destrucción y dominación estaba en la “inestabilidad” alemana, las condiciones del pacto de Versalles y la necesidad de un nuevo reparto de las potencias capitalistas.

Sin embargo, algunos hechos apuntan en otra dirección. Ahora se conoce, aunque se divulga poco, que el principal financiamiento, abastecimiento y transferencia tecnológica para el rearme alemán vino de las potencias occidentales y en especial EE.UU y Gran Bretaña y un papel no poco significativo lo jugo el “capital” judío.

Entonces cabria hacerse la pregunta ¿Si se establecía en el tratado de Versalles la prohibición de rearmar a Alemania, porque estas potencias no lo impidieron e inclusive lo propiciaron? Aquí cabe una sola respuesta, la necesidad de destruir a la Unión Soviética y el costo en hombres y recursos que esto implicaba.

Es evidente que occidente jugó la carta alemana e inclusive en esta “tarea” se vieron involucrados los judíos, o por lo menos los poseedores de grandes capitales, a los que Alemania pagó después con fuego y muerte.

La demostración más fehaciente de esta afirmación lo da el enorme peso en vidas humanas y destrucción material que sufrieron los soviéticos en dicha conflagración. Es sintomático como occidente ahora nos trata de vender el “holocausto judío”, como el más horrendo crimen de la Segunda Guerra Mundial y el desembarco de Normandía como la operación decisiva que cambio el rumbo de la Guerra.

Estas dos afirmaciones, además de manipuladas, son falsas. Fue el pueblo soviético el que fue masacrado, destruido y humillado hasta niveles nunca visto ni en las fratricidas guerras de la época antigua, donde no había leyes ni seguridad, salvo la ley del más fuerte. Hoy es completamente incomprensible que con el nivel de desarrollo y comunicación que existía en esa época se hubiera producido un enfrentamiento tan sangriento como este. Solo intereses mezquinos y no económicos, pueden explicar tamaña barbaridad.

No estamos diciendo que la muerte de los judíos no sea también un acto atroz, como lo fue también la de los polacos, chinos, franceses, húngaros, checos, rumanos, yugoslavos y otras nacionalidades que perdieron no solo a cientos de miles de sus hijos, sino y sufrieron enormes perdidas materiales y un enorme trauma psicológico que hasta la fecha parece insoportable.

Pero de ahí a presentar a los judíos como las únicas victimas de esta guerra, es no solo una falsedad, sino y una injusticia que pretende, como único objetivo, tergiversar el enorme papel que jugo el pueblo y la dirección política soviética en el resultado de la contienda.

El desembarco de Normandía por las fuerzas norteamericanas e inglesas es también una pieza importante en el mecanismo de desinformación y tergiversación que la maquinaria occidental emplea para adjudicarse falsas victorias y reinterpretar los resultados históricos de la Guerra.

Si releemos los discursos que en los últimos tiempos han declamado los presidentes norteamericanos en celebraciones sobre este hecho, tal parecería que ellos solos derrotaron a la Alemania fascista. Existen múltiples publicaciones que edulcoran y manipulan los acontecimientos durante el hecho militar que por demás es un ejemplo vivo de lo que no se debe hacer en una operación de desembarco, analizado desde el ángulo de la táctica y estrategia militar.

Este desembarco tiene dos lecturas, la política y la militar.

Si lo analizamos desde el punto de vista político, podemos ver como occidente, que ayudó a Alemania a crear esa enorme maquinaria de destrucción, se presentó después como aliada de las fuerzas que combatían contra ella, o mejor dicho contra los agredidos por Alemania. Ningún país realizó ninguna acción que justificara la agresión alemana, todo lo contrario, inclusive los soviéticos, en su afán de evitar una guerra, firmaron el tan llevado y traído tratado Ribbentrop-Mólotov que pretendía dar tiempo para evitar la conflagración.

El propio hecho en la frontera polaca que dio comienzo formal a la SGM, se sabe de sobra que fue una autoprovocación organizada por los alemanes.

Nada justificaba la agresividad alemana, que no fuera la necesidad de destruir al gigante soviético del comunismo. De hecho las operaciones alemanas que se produjeron en el comienzo de la guerra hasta en 22 de junio en que comienza el ataque descomunal que lanzaron las hordas fascistas contra el territorio de la Unión Soviética, tenían como objetivo solo preparar las condiciones para esta operación. Si observamos con detenimiento el mapa europeo, cualquiera que no sea un estratega militar comprendería que los alemanes no podían cumplir con esa misión sin tomar los países colindantes.

Pero inclusive el avance alemán hacia el oeste también perseguía este objetivo, ya que Hitler percibía que para poder dedicar las mejores fuerzas de su ejército contra el enemigo principal, la Unión Soviética, debía primero neutralizar el flanco oeste y así no dividir sus fuerzas en dos flancos que haría casi imposible la tarea.

Ahora sabemos que en época tan temprana como el año 1939 ya existían contactos entre los servicios especiales de EE.UU y determinados personeros de la Alemania hitleriana, que se intensificaron durante la Guerra y que se convirtieron en particularmente decisivos cuando era evidente que Alemania no podía con los soviéticos y estos, en un verdadero despliegue de inteligencia y sacrificio, lograron no solo detener a los alemanes en su territorio, sino y lanzar de inmediato una poderosa ofensiva que prácticamente aplastó a las mejores divisiones alemanas que se encontraban en el frente Este.

Fueron los valerosos soldados soviéticos y la sabia dirección de sus comandantes, la que demolió la maquinaria fascista y no el invierno ruso como algunos han querido hacer creer en su ciego afán de minimizar el heroico accionar de todo un pueblo.

El desembarco de Normandía fue tardío y políticamente condicionado. Los soviéticos pidieron durante largo tiempo el apoyo de los aliados para abrir el frente occidental, conocedores de que Alemania no podría sostener dos frentes a la vez. Es mas, si el frente occidental se hubiera aperturado al inicio de la conflagración, esto hubiera ahorrado innumerables vidas y recursos a la humanidad.

EE.UU y Gran Bretaña se deshicieron en justificaciones para demorar la apertura del frente y a pesar de tres encuentros al mas alto nivel, fue solo cuando los soviéticos ya habían derrotado en Stalingrado a los alemanes y la ofensiva para liberar los territorios ocupados por estos estaba en pleno desarrollo, que se tomo la decisión de realizar el publicitado desembarco de Normandía.

Era la preocupación porque los soviéticos liberaran a toda Europa la que impulso a EE.UU y Gran Bretaña a lanzarse en Normandía. El mismo Churchill lo declaró abiertamente en un discurso radiado a toda Inglaterra y el mundo. Era el miedo al comunismo el que permitió que se armara Alemania y el que obligó a la apertura del frente occidental.

Desde el punto de vista militar Normandía demostró las carencias norteamericano-inglesas, pero también la mentalidad de sus comandantes, mas preocupados por la espectacularidad, que por la efectividad de las acciones.

Sin hacer un análisis completo que seria muy extenso, en Normandía se cometieron muchos errores tácticos y estratégicos. El desembarco aéreo fue ejecutado en el lugar mas inadecuado que se pudiera seleccionar. Demostró el débil trabajo de preparación y estudio del Teatro de Operaciones Militares que hicieron los “aliados”.

Por otro lado las dimensiones mismas del desembarco lo hicieron prácticamente anunciado y muy difícil de dirigir, lo que provocó innumerables obstáculos y equivocaciones.

Los norteamericanos claro que no eran bobos y jugaron la carta que han jugado en múltiples ocasiones de manejar con anticipación el éxito de la operación. Ahora se conoce que como consecuencia de las conversaciones llevadas por los servicios especiales de EE.UU con algunos altos personeros y Generales de la Alemania hitleriana, estos convencieron a Hitler de sacar las principales unidades del frente oeste para enviarlas al frente soviético que estaba en crisis total y de esta forma “facilitar” el avance de los “aliados”, lo que evitaría la toma de Berlín por los soviéticos.

Así las cosas, los “aliados” deberían enfrentar a una fuerza alemana debilitada e incapaz de ofrecerle una resistencia contundente. No obstante a esto, el avance aliado fue mas lento y tortuoso de lo esperado, en gran medida por la incapacidad de sus comandantes y la poca preparación psicológica de sus soldados, que iban mas a un paseo, que a una conflagración de estas magnitudes a lo que se le sumo el avance soviético mas rápido de lo imaginable. Es por ello que los soviéticos toman Berlín ante de la llegada de los “aliados” que ya tenían acordado la entrega de la ciudad por parte de personalidades alemanas que solicitaron su absolución como pago.

De hecho muchos de estos responsables del holocausto terminaron sirviendo plácidamente a los norteamericanos, fundamentalmente aquellos que tenían que ver con proyectos futuristas militares, incluyendo a los científicos que ya tenían casi lista el arma nuclear.

Si fuéramos a caracterizar la SGM, pudiéramos decir sin temor a equivocarnos que fue una conflagración urdida por occidente para destruir el ejemplo de la Unión Soviética como estado que construía el socialismo y para el cual se emplearon todos los recursos disponibles inclusive la conocida característica de la superioridad alemana y su afán de grandeza desmedida.

El principal ganador de esta conflagración fue la humanidad, que no solo logró contrarrestar las apetencias alemanas, sino y las de EE.UU y Gran Bretaña que serian en definitiva los que pescarían el mejor morral en caso de que Alemania lograra destruir a la URSS, construyendo un mundo unipolar donde los intereses transnacionales de sus empresas prevalecerían a los de los pueblos.

No tenemos dudas de que el principal sacrificio en esta contienda recayó sobre los pueblos soviéticos, cuya cuota de vidas, horror y destrucción no tienen comparación con las de ninguna nacionalidad en el mundo.

Es ese en definitiva, el proyecto que están tratando de implantar ahora con las acciones de la Tercera Guerra Mundial, donde el “Eje de la Guerra” intenta por todos los medios convertir al mundo en una especie de protectorado de sus empresas transnacionales.

¿Cual será el desenlace de esta nueva versión de las Guerras Mundiales? Es difícil de pronosticar. De lo que si estamos seguros es que los pueblos jugaran su papel y no será fácil que los amantes de la guerra puedan vencer a los amantes de la honra.

Fuente: CONTRAINJERENCIA