miércoles, 25 de julio de 2012

No todos los dólares son iguales

Se han conocido las cifras vinculadas con el sector externo del primer semestre, es decir los números de la balanza comercial.

Esto es, las divisas que egresan por lo que se importa y las que ingresan por lo que se exporta.

El saldo es positivo, ya que alcanza a un superávit de U$S 7.336 millones comerciales.

El gobierno tiene una previsión para este año de un superávit de U$S 10.000 comerciales, lo cual significa, que es un cifra que se debe alcanzar y superar, visto que mitad del año, ya se llego al 70% de la previsión.

¿Por que esa necesidad de dólares comerciales?

Los dólares comerciales, son ingresos auténticos y sanos de divisas, provenientes del intercambio comercial con otros países, y son el combustible que mueve la maquinaria del crecimiento y desarrollo en toda su amplitud, no solo la de la producción de materias primas.

Son dólares de trabajo, de inteligencia, y de sudor argentino. Son dólares de la planificación, de la inversión, del control y de la promoción del Estado.

  • No son dólares provenientes de préstamos con organismos multilaterales;
  • No son dólares provenientes de ventas de activos históricos como son las empresas públicas;
  • No son dólares provenientes de los saldos que quedan como remanente de un ajuste del Estado, que deprime salarios y actividad comercial y productiva.

Con superávit se puede prescindir de los fatales procesos de dependencia con los sectores financieros en sus diversas modalidades de endeudamientos, a la cual han apelado las administraciones que tuvieron responsabilidad gubernamental desde 1976 hasta el 2003.

No se apelará

a las criminales prácticas de vaciamiento industrial y venta de las empresas públicas.

No se sostendrá

la ficción de un país en marcha, con la permanente refinanciación de los servicios de la deuda y toma de nuevos empréstitos.

Ni tampoco a las agraviantes medidas de ajuste

que recaen sobre los sectores más vulnerables, que se traducen de inmediato en la caída del consumo y como efecto dominó en el cierre de fábricas, y en la desocupación de los trabajadores en todos los sectores, manuales, profesionales, de servicio y comerciales.

Con superávit se incrementan las Reservas del BCRA.

Con superávit se pagan las deudas contraídas por aquellos,

hoy inquisidores desvergonzados, los del endeudamiento con el FMI, con el Banco Mundial, con el Club de París, con el Banco Interamericano de Desarrollo, con la Banca Privada, que no se privaron de endeudar a la Argentina con tal de sobrevivir y de chupar toda la sangre de sus habitantes y los ahorros de generaciones pasadas, como la venta impúdica a precio vil de las Empresas del Estado.

Con superávit se paga el Corralón, la apropiación del ahorro que no devolvieron los bancos.

Por eso el gobierno se anticipó a las consecuencias del ajuste brutal que sufren las economías europeas y cuyas consecuencias se han trasladado a todo el mundo.

Con tiempo implementó medidas restrictivas para limitar la salida de dólares por costo de importaciones, movilizando préstamos para fondear emprendimientos que pudieran sustituir importaciones, que tienen el valor agregado de crear nuevos puestos de trabajo.

También en la producción se advierte la crisis ya que parte del volumen de importaciones, está vinculado con la caída de la actividad industrial en sectores de la exportación industrial, lo que afecta la solicitud de compra de bienes de capital.

Por eso la retracción económica en los dos principales mercados de compra del producto argentino, que es Brasil y la Eurozona afecta el volumen de exportaciones.

En resumen, como se dice una mala, la menor exportación por la crisis mundial y una menor importación por control y sustitución de importaciones, o sea un menor volumen del intercambio comercial.

Y una buena, que el saldo sigue siendo muy favorable, ya que esos más de 7 mil millones de dólares de superávit, resultan excepcionales cuando se comparan con los resultados en los países “estropeados”.

Un mérito que nos permite ser optimista, aun en un tiempo muy golpeado del mundo.

Dos acotaciones mínimas finales:

Una

Que lo de estropeado, es una referencia a una calificación de Maradona para definir el resultado de las políticas de los dirigentes europeos que llevaron a la crisis a sus países, que en su directa llaneza hace una síntesis perfecta con el sentimiento popular.

La otra es

La presencia para todo servicio (extranjero) de Cavallo que estuvo como responsable en todos los tiempos de derrumbe.

En el Banco Central con el Proceso genocida, estatizando la deuda privada y recuerden con Martínez de Hoz, aquel eslogan de “achicar el Estado para agrandar la Nación“;

Desde el Ministerio de Economía con Menem, vendiendo todo lo que quedaba hasta la dignidad;

Y también como ministro de De la Rúa, dejándonos como nueva hipoteca el Blindaje que significó un aumento de U$S 50.000 millones más de deuda y sumado a ello, el fatídico Corralón, del cual Cristina ahora en Agosto paga los últimos 3.000 millones de esa deuda, y cancela esa rapiña hecha a costa de los ahorristas estafados.

Una ironía,

que muchos de esos ahorristas estafados, pertenecientes a sectores medios, que tienen capacidad de ahorro, sean tenaces negadores de estas políticas de protección y que los secuaces de Cavallo se paseen como profetas por las pantallas de TV a toda hora y en toda circunstancia.

País a veces raro para definir, si lo sabrá Moreno, a quien todos los días le llueven denuestos por defender la producción nacional.

TiBU

Fuente: Soy donde no pienso