Por Gerardo Fernández
Fantaseó ayer Joaco:
"Una versión insistente de las últimas horas indicaba que un sector del oficialismo trabajaba en la cancelación de las primarias abiertas y obligatorias de agosto. La Presidenta elogió ese sistema electoral dos veces en los últimos meses, el 1º de marzo, ante la Asamblea Legislativa, y el 25 de mayo, cuando celebró la década crispada, y lo inscribió entre sus grandes hazañas políticas. Tendría un argumento ahora: podría atribuir su decisión a la conspiración supuesta de un Poder Judicial que no le permitirá hacer lo que ella quiere."
Resulta que después, cuando las PASO se realizan, el mismo editorialista dirá que de no haber mediado una catarata de denuncias de "la prensa libre" advirtiendo sobre las perversas intenciones del gobierno, las primarias jamás se habrían llevado a cabo...
En realidad ya hicieron correr el rumor un par de meses atrás, cuando periodistas y políticos opositores daban por hecho que las PASO no se realizarían. Es que confunden su precariedad política con la realidad. A ningún opositor le conviene ir a primarias que nuevamente lo muestren como un mísero emprendimiento personal sin el más mínimo despliegue territorial.
El tema es que hay un punto de confluencia entre las carencias de los opositores y la necesidad del dispositivo mediático de tener zócalos y titulares digitales para mantener organizada la tropa y es ahí donde emerge este mecanismo que podríamos denominar como el sinfín del bolazo, donde ellos mismos inventan el rumor y luego se atribuyen los méritos de que denuncias desopilantes -como la intervención a Clarín- no se hayan concretado.
Estamos ante mentiras que por su carácter inverosímil se delatan funcionales sólo si se piensan para audiencias muy desinformadas que recién ahora están dando sus primeros pasos en la discusión política y por su inconsistencia están predispuestas a admitir cualquier sarasa. El problema se les presenta cuando el rumor encarna en el cenáculo y se les torna creíble de tanto rebotar en redes sociales y en el cable opositor de 21 a 24. Confunden su micromundo con lo que sucede en la vida real, donde las mayorías no se enteran ni del rumor ni mucho menos de su refutación en los hechos.
Fuente: Tirando al medio
Fantaseó ayer Joaco:
"Una versión insistente de las últimas horas indicaba que un sector del oficialismo trabajaba en la cancelación de las primarias abiertas y obligatorias de agosto. La Presidenta elogió ese sistema electoral dos veces en los últimos meses, el 1º de marzo, ante la Asamblea Legislativa, y el 25 de mayo, cuando celebró la década crispada, y lo inscribió entre sus grandes hazañas políticas. Tendría un argumento ahora: podría atribuir su decisión a la conspiración supuesta de un Poder Judicial que no le permitirá hacer lo que ella quiere."
Resulta que después, cuando las PASO se realizan, el mismo editorialista dirá que de no haber mediado una catarata de denuncias de "la prensa libre" advirtiendo sobre las perversas intenciones del gobierno, las primarias jamás se habrían llevado a cabo...
En realidad ya hicieron correr el rumor un par de meses atrás, cuando periodistas y políticos opositores daban por hecho que las PASO no se realizarían. Es que confunden su precariedad política con la realidad. A ningún opositor le conviene ir a primarias que nuevamente lo muestren como un mísero emprendimiento personal sin el más mínimo despliegue territorial.
El tema es que hay un punto de confluencia entre las carencias de los opositores y la necesidad del dispositivo mediático de tener zócalos y titulares digitales para mantener organizada la tropa y es ahí donde emerge este mecanismo que podríamos denominar como el sinfín del bolazo, donde ellos mismos inventan el rumor y luego se atribuyen los méritos de que denuncias desopilantes -como la intervención a Clarín- no se hayan concretado.
Estamos ante mentiras que por su carácter inverosímil se delatan funcionales sólo si se piensan para audiencias muy desinformadas que recién ahora están dando sus primeros pasos en la discusión política y por su inconsistencia están predispuestas a admitir cualquier sarasa. El problema se les presenta cuando el rumor encarna en el cenáculo y se les torna creíble de tanto rebotar en redes sociales y en el cable opositor de 21 a 24. Confunden su micromundo con lo que sucede en la vida real, donde las mayorías no se enteran ni del rumor ni mucho menos de su refutación en los hechos.
Fuente: Tirando al medio