jueves, 12 de diciembre de 2013

Los que sobreactuaban las definiciones del Cardenal Bergoglio hoy disimulan las expresiones del Papa Francisco

Por: Eduardo Di Cola (Ex Diputado Nacional)

Evidentemente hay un cambio de actitud y forma de tratamiento respecto de las expresiones que formula el Papa Francisco.
Cuando  lo hacía como Jorge Bergoglio una buena parte de los medios y de la dirigencia política opositora las interpretaban direccionándolas como una crítica hacia el gobierno. En su época de Cardenal, con un tratamiento mediático sobreactuado forzaban la interpretación dándole el sentido tendencioso aludido.

Está claro que no era lo conceptual lo que les importaba de sus dichos. Eran sus propios intereses corporativos que por lo minoritario e inconfesable de su egoísmo solo en la generación de malestar social encontraban el espacio suficiente para defenderlos. 
 
Ahora que cuando opina lo hace como Su Santidad Francisco, para nada resultaría creíble que seamos los argentinos inspiradores y destinatarios exclusivos de sus palabras, en todo caso lo seremos como una pequeña parte de la aldea global. Mucho menos razonable sería atribuir a esas expresiones pontificias un destino acusatorio al gobierno argentino asignando responsabilidad en la generación de la crisis del primer mundo.

“…Algunos todavía defienden las teorías del derrame, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante”“Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí  que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura  una nueva tiranía  invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral  e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las  posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión egoísta, que han asumido dimensiones mundiales”,  frente a estas afirmaciones, que  como tantas otras en la misma dirección no fueron formuladas por Kirchner, Chavez, Lula, Correa o Evo Morales sino que están plasmadas en la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” del Papa Francisco, se terminaron las “sobreactuaciones mediáticas”. Los “bergoglistas de la primera hora” se hacen los distraídos. Esas máximas comenzaron  a ser una amenaza para sus intereses. No es casual que le asignen más espacio y le den mejor tratamiento a los dichos de la reacción expresada por lo más conservador de la iglesia y por el Tea Party, la derecha más dura del Partido Republicano estadounidense, que a las trascendentes definiciones del propio Francisco.

Fuente: Las mejores notas publicadas