viernes, 20 de junio de 2014

Bandera, Patria y Libertad

Las fechas patrias tienen la particularidad de ponernos frente a nuestra propia historia, la que vivieron los patriotas que recordamos y la presente que estamos construyendo. Así es como los vientos del tiempo llevan nuestra memoria a recorrer territorios de la infancia donde experimentamos ese orgullo indescriptible por nuestros símbolos patrios ante cada celebración en los patios de cada escuela. Es difícil reconstruir de donde nos brotaba esa sensación, tal vez de algún docente que nos marcó con su pasión sumado a las vivencias y relatos familiares que condimentan lo que definimos como patriotismo. Ese sentimiento de pertenencia a una nación que se nutre de las personas que la conforman y de los actos cotidianos con que se relacionan entre si. Como también de los gobiernos que elegimos para regir nuestros destinos. Entonces sucede que a lo largo de esa historia hay épocas de oscuridad donde grupos de intereses ajenos a los de la mayoría se arrogan la representación de esa patria que es de todos y para ocultar los atroces crímenes que cometen contra sus propios hermanos tratan de manipular los símbolos que nos identifican y vacían del valor original a la bandera al himno y a la nacionalidad misma. Porque la bandera y el himno nacieron con la impronta de la independencia y el afán de soberanía, libertad e igualdad.

Para que esa marca de nacimiento no sea desvirtuada ni tergiversada debe ser sostenida con actitudes que la reafirmen. Esos hechos que rescatan y sostienen los valores que admiramos en nuestros patriotas que marcaron el camino de la liberación de los yugos imperiales en cada época, son los que unen a los pueblos en pos de un mejor futuro desde un presente compartido. Ayer fueron batallas donde los sables y las balas marcaban el destino de la derrota o la victoria y la libertad era la víctima o el premio.
Hoy las batallas se libran en campos diferentes. Las palabras, los conceptos, las conciencias, las almas, son los componentes que construyen el sentido. Ese mismo sentido que Belgrano puso cuando comprendió que necesitaba un símbolo que uniera e identificara a los propios para diferenciarlo de los ajenos.
Ese sentido es el que  buscan vulnerar quienes pretenden imponer por la fuerza actos y acciones que nos alejan de aquel patrimonio por el que tantos entregaron su vida para que la libertad, la independencia la soberanía y la justicia imperen en nuestra tierra regada por tanta sangre de patriotas.

Ese valor es el que tienen los símbolos patrios que nos legaron. Ese es el valor que defendemos cuando no nos dejamos avasallar por las imposiciones ajenas que quieren vernos traicionar nuestros orígenes libertarios y someternos a designios que mancillan la memoria de los que nos precedieron en la historia.
Un pueblo que no defiende su historia de libertad se traiciona a si mismo.
Un dirigente que no defiende la historia de su pueblo no merece a ese pueblo.
Resignifiquemos de manera cotidiana esos valores que nos fueron legados para ser dignos de nuestra propia historia de libertad, independencia y soberanía.
Hoy en el día de la bandera honremos con nuestros actos el sentido que le dieron nuestros patriotas a nuestra historia, para seguir construyéndola. 

Fuente: Cuestión Cultural