sábado, 29 de octubre de 2011

El editor responsable de La Verdad Funense sigue “copiando”

La semana pasada, había dado a entender que la clase media argentina padecería el síndrome de Estocolmo (porque “según las encuestas”, la clase media, votaría mayoritariamente al oficialismo en las elecciones presidenciales). Esta semana, al igual que lo sucedido en la edición del 30 de julio de 2010, en la nota de tapa “copia” fragmentos de un articulo -naturalmente antikirchnerista- publicado en la revista Noticias y como es habitual, no cita la fuente. Tal vez quedó shockeado por la paliza electoral de Cristina Fernandez y no tuvo tiempo para escribir algo propio. En fin.

Acá el articulo original y abajo transcribo el publicado el 28 de octubre de 2011 en La Verdad Funense Nº 674:

ANTICIPOS DE LA NUEVA ETAPA (Dólar, inflación y créditos)

Cristina Fernández no le dice a nadie qué va a hacer con la economía después de reasumir el 10 de diciembre. Tampoco autoriza a hacer trascender el nombre de su futuro ministro de Economía, que ya tendría decidido. Pero pidió a sus colaboradores que le presenten tres estudios de factibilidad: las alternativas para ofrecer créditos hipotecarios a 20 años en pesos y con tasas fijas; un plan para fijar metas descendentes de inflación en los próximos cuatro años y un esquema de devaluación administrada del dólar hasta fines del 2012. Hay tres equipos técnicos del kirchnerismo que se están reuniendo para cumplir con esos mandados. Lo integran funcionarios de Economía y Planificación y varios referentes económicos de La Cámpora. La ministra Debora Georgi -la más cercana a la Presidenta, después de Boudou- también debe bajar a tierra el Plan Estratégico Industrial 2020: Cristina quiere saber cuánto va a crecer la tasa de inversión en el sector manufacturero el año que viene.

REALISMO Y COMPLICACIONES. Cuando la Presidente -después de confirmar su reelección por una abrumadora diferencia- baje de su burbuja elitista (exitista es la palabra que utiliza José Antonio Díaz en su texto original) y demagógica, comprobará que la macroeconomía ya tiende a “desacelerarse”, en la jerga de los analistas. Es decir: el país crece menos, escasean divisas, suben más las tasas de interés para prestar que las de los depósitos para ahorrar y el consumo se ha convertido en un mero recurso de defensa contra la inflación. Los datos que se procesan en Economía son sintomáticos.