miércoles, 14 de diciembre de 2011

La defensa del monopolio del papel

Como era de esperar, los socios privados del sangriento negocio Papel Prensa – recuérdese como obtuvieron la empresa gracias a su coautoría en la dictadura genocida-, Clarín y La Nación, han salido con todo su poder de fuego buscando construir un relato fantástico y victimizador que oculte su real posición en lo que al insumo fundamental de la prensa escrita se refiere.
Argumentando mentiras y disparates que obviamente incluyen el verso entorno a cuanto se afectaría la libertad de expresión, pretenden ocultar el monopolio que poseen sobre la producción, distribución y venta del papel que justamente es en la práctica, un poder que les permite regular esa libertad de expresión.
En tanto accionistas mayoritarios de la Papel Prensa, Clarín y La Nación controlan el 95% del mercado del papel para diarios del país – el 5% restante se importa-, lo que les permite fijar un precio diferenciado – ilegalidad que ya investiga la justicia- del papel haciéndoles pagar mas caro dicho insumo a sus competidores, y desde luego, cercenar cualquier opinión contraria a sus intereses amenazando con dejar de vender el insumo a sus competidores.
Indudablemente, la encendida defensa de esta posición dominante es lo que motiva a los dos diarios mas vendidos del país a crear el cuento fantástico en el cual ellos son pobres victimas del demonio kirchnerista que pretende sancionar una ley para según dicen con fuerte dosis de cinismo “controlar” a los diarios.
La realidad marca que hoy en día ellos son quienes controlan la prensa escrita, y de aprobarse en el Congreso Nacional como seguramente ocurrirá, la ley que declarará de interés público la fabricación, comercialización y distribución de papel para diarios, avanzando sobre una situación de censura y desigualdad absoluta que existe en el sector.
Contrariamente a las mentiras que vienen repitiendo la sabana de Claudio Escribano y los casi 300 medios de Héctor Magnetto, este proyecto apuesta a “revertir una historia de inequidades en la distribución y en el costo del papel” como bien expuso la Compañera diputada nacional Juliana Di Tullio en el plenario de comisiones.
Quienes hoy concentran el papel nos cuentan como su monopolio supuestamente no afecta la libertad de expresión, al tiempo que pretenden imponer una visión ficticia sobre como una ley que apunta a establecer un acceso igualitario al papel con un precio también igualitario, si lo hará.
Su postura resulta tan indefendible como esa posición de privilegio que ayer, con el dictamen de mayoría en el plenario de comisiones, empieza a resquebrajarse.
Por Ikal Samoa

Fuente: Columna Norte