jueves, 31 de julio de 2014

El mal menor

Llegó el 31 de julio y Argentina, como era de esperarse, eligió la opción menos mala de las dos posibles en este escenario donde la política de desendeudamiento para con los acreedores privados quedó sometida a la definición del juez de los Fondos Buitres, Thomas Griesa.
Es la opción menos mala porque como se ha explicado aquí y en tantos otros lados, no ata a nuestro país a esa dinámica perversa de sobreendeudamiento a 30 o 40 años; algo que condicionaría la política económica al tiempo que abriría la puerta para la destrucción total de todo el proceso de desendeudamiento.
Cabe aclarar que también es la menos mala porque sí podría condicionar el arribo de inversiones de aquellos privados que toman como parámetro económico lo que dice o deja de decir el mundo de la timba financiera con las calificadoras de riesgo a la cabeza.

Dicho esto, que es lo que nos toca o podría tocar como país, es importante dejar en claro que existen toda una cantidad de cosas que son propias de la timba financiera y en nada nos rozan – como ejemplo podemos poner el negocio de los seguros por default-, y algo que definitivamente podría influir de llegar a concretarse que es la compra del juicio a los Fondos Buitres por parte de otros privados – se habla de bancos argentinos que evalúan como mejor negocio gastar en comprar el juicio para reponer el “stay” acortando el escenario del denominado default técnico-.
En lo que hace a la discusión sobre cómo se denomina a esta situación inédita en la historia económica mundial - nunca ocurrió que un país solvente deposite el pago correspondiente a sus acreedores y el mismo no les llegue porque los bancos deciden consultar a un juez si lo hacen llegar o no y el juez se toma la atribución de frenarlo-, es claro que el término que se utiliza, como en todo debate, está cargado de la subjetividad del interesado en utilizarlo y por ello, no casualmente, vengo hablando de “denominado default técnico”.
“Denominado default técnico” porque así es como lo presentan quienes quieren ver a Argentina arrodillada ante los buitres y el Poder Financiero, por su deseo de destruir a este gobierno a cualquier costo pero también por los múltiples negocios que tienen con aquellos.
Las calificadoras de riesgo junto a todo el mundo financiero; los multimedios opositores; la oposición en unas cuantas trincheras; y Griesa y su perro faldero, Daniel Pollack, vienen siendo actores interesadas en nombrar como default, sea técnico o selectivo, una situación que ninguna de las dos partes interesadas y con la potestad legal para hacerlo –Argentina y los bonistas que ingresaron a los canjes de 2005 y 2010-, ha denominado así.
No es casualidad porque la apuesta es a instalar el término a sabiendas de la carga negativa que este posee, y por ende, a abonar a la desconfianza económica y el miedo en la sociedad argentina.

Fuente: Columna Norte