lunes, 19 de enero de 2015

Un disparo al corazón de los argentinos

Por Gerardo Fernández

Alberto Nisman viajó a comienzos de enero a Europa con su hija que cumplió 15 años. El regreso estaba pautado para el 23 de enero pero intempestivamente volvió el 12, dejando a su hija en Barcelona, y al día siguiente hizo la denuncia que en su momento caractericé como menos sustentable que la crisis de los tampones. A partir de ese momento el paso de las horas lo fue complicando cada vez más -la refutación de Interpol fue demoledora- y quizá lo más grave era que no encontraba jugada salvadora, salvo la peor noticia, que es la que nos ha despertado abruptamente. Así las cosas, como muy bien dicen los amigos de Nestornautas "hay que preguntarse siempre quien resulta perjudicado, y a quien beneficia: el modo en el que los medios salieron rápidamente a capitalizarlo es llamativo, como si Nisman les conviniese más muerto que vivo y sosteniendo su denuncia."

 Acaba de entrar un whatsApp, es un familiar que me dice:

- "Cheee, mataron a Nisman".

- "¿Quién te dijo que lo mataron?", le pregunto

- "Nadie nadie. Lo encontraron muerto. Fue mi inconsciente que lee lo que Clarín quiere decir", me responde...

Ya está. A primeras horas de este lunes para buena parte, quizá mayoritaria, del inconsciente colectivo argento el fiscal Nisman ha sido ejecutado. Y si esto fuese verdad sólo habría un responsable, que no sería otro que el gobierno. Por eso hay que volver al viaje que emprendió con su hija con fecha de regreso el 23 de enero y detenerse a pensar en qué lo hizo volver el 12, en plena feria judicial, y hacer una presentación tan delirada. ¿Procedió por decisión propia o fue inducido? Esta pregunta puede formularse para analizar tanto las causas de la denuncia como las del tiro del final.

Quizá convenga encarar por este lado el análisis para no realizar simplificaciones y evitar, de paso, ser alcanzados por un disparo cuyo destino final es el corazón del pueblo argentino.


Fuente: Tirando al medio