martes, 14 de abril de 2015

Falleció Eduardo Galeano. Que en paz descanses maestro!

Con mucha propiedad y simplicidad, el Maestro nos explica con una interesante anécdota cómo funciona la colonización del sentido común, llamada en Occidente “manipulación de la opinión pública”. Imposible no comprenderlo.

Eduardo Galeano y el sentido común

Dice Eduardo Galeano, con mucha propiedad:

“En 1917, el presidente Woodrow Wilson anunció que los Estados Unidos iban a entrar en la primera guerra mundial. Cuatro meses y medio antes, Wilson había sido reelegido por ser el candidato de la paz. La opinión pública recibió sus discursos pacifistas y su declaración de guerra con el mismo entusiasmo.

“Edward Bernays fue el principal autor de este milagro. Cuando la guerra terminó, Bernays reconoció públicamente que habían sido inventadas las fotos y las anécdotas que encendieron el espíritu bélico de las masas.

“Este éxito publicitario inauguró una brillante carrera. Bernays se convirtió en el asesor de varios presidentes y de los empresarios más poderosos del mundo. La realidad no es lo que es, sino lo que te digo que es: él desarrolló mejor que nadie las técnicas modernas de manipulación colectiva, que empujan a la gente a comprar un jabón o una guerra.”

Como solemos decir y repetir en este espacio, la opinión pública es el sentido común colonizado por los medios de comunicación. Poca importancia tienen el contenido del mensaje y sus contradicciones internas; lo que realmente importa es la capacidad de difusión de los medios de comunicación al servicio del poder fáctico, que es enorme.

A esa capacidad de difusión de cualquier mensaje o contenido llaman “libertad de expresión”. Al igual que la “libertad” del liberalismo ―que no es sino la libertad que tienen unos pocos de hacer negocios y explotar el trabajo ajeno― la “libertad de expresión” poco tiene que ver con libertad real y termina siendo, en la práctica, en perjuicio a la libertad de la mayoría. La libertad de unos pocos es la esclavitud de todos los demás.

Libertad de expresión es que todos podamos hablar y que todos nos escuchemos por igual, no que la palabra esté concentrada en unos pocos grupos empresarios. Esto es lo que ocurre en la actualidad y permite que esos grupos gobiernen de manera fáctica, mediante la colonización del sentido común, la manipulación de la opinión pública.