La carta de Dady:
Triste y enojado: tenemos que ser mejores.
Sentimientos de un artista peronista y kirchnerista que apuesta a volver para ser mejores.
Fue como un accidente en la familia. Se me vinieron encima varias imágenes y sensaciones. Pensé en que podían haber más involucrados. Y cuando respiré por segunda vez me di cuenta de que cuando me enamoro no veo. Y sigo creyendo profundamente, apostando a lo que amo: a los sesenta años de peronismo y a los doce años de kirchnerismo.
Eso no quiere decir que no esté triste y enojado. Lo estoy. Pero también es cierto que entre los dirigentes del macrismo ocurren cosas que no son excepciones sino que son una lógica que está atada a esa propuesta política: tienen a Angelo Calcaterra y a Carlos Melconian que dice que tiene dinero en el exterior como muchos argentinos y que no lo va a traer al país. Dice eso y parece que no pasa nada. Sus militantes no se indignan, no les parece raro porque es la norma.
Acá ahora hay toda una discusión sobre lo que pasó con José López y florecen las críticas y ataques por todos lados. En todo caso, el problema es que ese tipo no sabía donde esconderla pero los Panamá Papers muestran como otros sí saben dónde esconderla. No me imagino a algunos empresarios, de los más grandes, no sabiendo qué hacer con plata que no pueden explicar. Son tipos que entre que prenden un cigarrillo y otro mandan la guita a Suiza o al JP Morgan.
Esto no me gusta. Me acuerdo cuando en enero no aparecía ningún dirigente o había muy poquitos como Sabbatella, Axel y Cerruti y a los nuestros los echaban como perros de sus trabajos. Los recuerdo militando en lugares hostiles. Recuerdo amigos míos que se quedaron sin la obra social y por el otro lado aparecen esos billetes.
Eso está dentro de las generales de la ley de lo que le puede pasar a un movimiento que tiene sesenta años y es el más grande de la historia de la Argentina. Me avergüenza, pero no me amilana frente a lo que propone el macrismo, que es un país para pocos.
Tenemos que estar alertas y atentos. Ya sabemos lo que somos y tenemos que mejorarlo pero no me van a correr por el lado de la corrupción. Tenemos problemas y dirigentes que nos dan asco y no están a la altura de las circunstancias pero que ellos, que se quedaron con Papel Prensa en una sala de tortura, no me van a venir a hablar de moral con la bragueta abierta. Eso no lo permito.
Lo que está está y lo que se hizo se hizo. A los que tengan que agarrar, los agarrarán; pero yo me quedo con lo ocurrido en los últimos sesenta años y con el verdadero compromiso con lo que venga. Volveremos para ser mejores. Tendríamos que ser mejores para volver. Si no, esto habrá sido histeria. Y si los momentos malos no sirven para volver, uno se convierte en gil.
La carta de Carlos Barragán:
CARTA A JOSÉ (LÓPEZ)
Hola José:
Yo sé que alguno me va a mirar dentro de un rato mientras hago la cola del banco. Me va a mirar por vos, José, por las bolsas llenas de dólares que revoleabas ayer.Y me va a mirar a mí como si yo fuera un chorro. La puta que te parió, José. ¿Sabés para qué tengo que hacer la cola del banco? Para sacar de mis ahorros, porque no tengo laburo, y con los ahorros pagar mis impuestos, la puta que te parió.
Porque yo laburé y pago impuestos ¿Y sabés cuántos que siguen bancando y pagando impuestos van a tener que explicar que el kirchnerismo no fue una banda de delincuentes, José? Todos vamos a tener que explicarlo, la puta que te parió. Por vos. Y la mitad del país no nos va a creer.
¿Para qué querías tanta plata? ¿Y los relojes, la puta que te parió? ¿Cuántos relojes pensabas ponerte en el brazo? ¿Tanto te importa la hora? ¿Sabés qué hora es ahora? La hora de que los se robaron el país, esos que siempre se robaron el país, los que volvieron para robárselo de nuevo, aprovechen que vos sos un chorro y un idiota para venderles a los que están ávidos de creer que no se equivocaron cuando votaron la Revolución de la Alegría que están mejor con este gobierno, la puta que te parió.
¿Sabés la cantidad de gente que tiene que sobreponerse todos los días a esta amargura y la sigue luchando, José? Mientras vos andabas por ahí sin saber dónde poner las bolsas de dólares esa gente se desvive para organizarse, para reunirse, para juntar energías, para no rendirse, la puta que te parió. Montones de viejos, montones de pibes jóvenes, montones de madres que usan tiempo y energía que no les sobra para ver si es posible recuperar aquel país que daba laburo, que daba dignidad, que daba alegría. Gente decente y trabajadora, la puta que te parió. No como vos que sos un chorro de cuarta.
¿Qué te creíste, José? ¿Cuántos dólares creíste que te merecías por cada escuela que levantaste? Qué tipo de mierda que sos, José. Usaste el privilegio que tuviste, el privilegio de construir para el pueblo, en un privilegio para llenarte de guita sucia. Transformaste lo que fue un acto de justicia, un acto de reparación, un acto que dignificaba a nuestra gente en un delito. Si serás imbécil, la puta que te parió. Un chorro tan imbécil que lograste que estos que llegaron para robarse la jubilación, los programas de inclusión, los fondos en el banco central, la comida de los pibes, los que vinieron para robar para los fondos buitres parezcan buena gente que lucha contra la corrupción.
¿Qué querías hacer con toda esa guita, José? ¿Pensaste que te la merecías? ¿Pensaste que entre tantos miles de millones que manejaste esa guita era poca, era “un vuelto”? Qué pedazo de hijo de puta que sos ¿No pensaste que nosotros no nos merecíamos que vos estuvieras robando dentro del gobierno que defendíamos? ¿No te importó que mientras nos acusaban injustamente de chorros vos estuvieras robando de verdad? A vos no te importa nada, José. Ya lo sé. Vos en la cabeza tenés mierda.
¿Cuántas casas pensabas comprarte con esa guita? ¿Cuántos autos? ¿Cuántas piletas de natación? ¿Cuántas botellas de whisky? ¿Cuántos zapatos italianos, tarado? ¿Cuánto caviar, boludo? Y la ametralladora, José. Qué vergüenza. Qué pelotudo, vos con una ametralladora encima. ¿A qué estabas jugando? ¿No lo sabés, no? Yo tampoco. Pero sí sé con qué estabas jugando. Estabas jugando con un montón de personas que seguimos poniendo nuestros nombres y nuestras caras por tener un país más justo. Jugaste con nosotros y ahora hacés que paguemos con vos por tus delitos.
Por momentos tengo ganas de decirte que ojalá te mueras, José. Pero sabés qué, no te deseo nada. Arreglate como puedas. Que tu vida estúpida siga como sea. A nosotros no nos sobra nada como para andar gastándolo en vos. Y vamos a tener que seguir luchando por un país más justo, a pesar de que un tipo como vos se mezcló con nosotros. Y que nunca se te ocurra pensar que fuiste uno de nosotros. Vos no sos nadie, José. Porque vos robando para construir sos peor que los que hoy destruyen para robar.