jueves, 3 de mayo de 2012

La credibilidad de cierta prensa

Por Gerardo Fernández

Las desventuras de Laura Di Marco en torno a una nota publicada en una revista española donde aparece su firma y la de nada menos que Sylvina Walger y la fuerte refutación de la embajadora Alicia Castro al matutino Clarín sobre los sucesos de ayer con el canciller británico explican, cada una desde su lado, la pérdida cotidiana de credibilidad de cierta prensa y cierto periodismo que sigue autodefiniéndose como “independiente”.

De más está enredarse con la anécdota sobre si De Marco compartió la autoría de esta nota con Walger. Lo que importa es la nota y que lo que dice es de una u otra forma y con más o menos estilo lo que en líneas generales se masculla en ciertos ambientes del peor gorilismo reaccionario de nuestras pampas. Nadie que recuerde tapas de Noticias tratando a la presidenta de la nación de bipolar o que todavía tenga en sus oídos el audio donde Francisco de Narváez dice que Néstor Kirchner se murió para no perder otra elección  puede asombrarse de esta nota en la revista XlSemanal.

La nota es un compilado de Grandes Exitos del antikirchnerismo más salvaje, ese que nos hace comprender a quienes no vivimos al primer peronismo cómo se pudo llegar a pintar en las paredes “Viva el cáncer”. No importa su autoría, en realidad es lo de menos.

Y la refutación de Alicia Castro al relato de Clarín sobre su actuación ayer frente al canciller británico, que muy bien definió la embajadora como “ficcional”, es otra evidencia de cómo la voluntad política y la opinión editorial de las empresas periodísticas se viene llevando puesta a la información en cierta prensa. Clarín no sólo se pone del lado de los ingleses en el reclamo de soberanía de nuestro país sino que tergiversa la información para dejar mal parados a nuestros propios funcionarios. Por eso cada vez le creen menos, y ahí tiene poco que ver el accionar del gobierno

Hay una prensa que se cae a pedazos en términos de credibilidad por mérito propio, pero quieren responsabilizar por ello al gobierno y sus adeptos. Que no vengan luego a decir que el gobierno demoniza al periodismo crítico. No hay gobierno que pueda quitarle prestigio a la prensa si ésta no manipula ni tergiversa los hechos como sucede en nuestro país. En rigor de verdad, el problema central de esta prensa que se dice independiente es no serlo. A partir de ahí comienzan sus desventuras, a partir de mostrarse como lo que no son y operar como espacios de oposición cerril al gobierno. Les han cantado piedra libre hacer rato pero al parecer ellos no se enteraron.
 
En el caso de Alicia Castro, es penoso que un medio opere de una manera tan ligada a los intereses colonialistas de la corona británica  mientras que en lo vinculado al affaire Di Marco, lo grave no es quién redactó el texto repugnante que publicó XLSemanal, lo grave es que es fácilmente atribuible no sólo a Di Marco/Walger sino a muchos otros periodistas “independientes”. He aquí la evidencia del deterioro de cierta prensa argentina. Cuando un texto a todas luces vergonzante fácilmente puede ser atribuido a más de uno de esos autotitulados referentes del “periodismo libre” de esos que firman columnas en los medios de Fontevecchia, Magnetto o Saguier es porque definitivamente se han quedado sin ideas y están siendo remolcados por un odio visceral que además de inservible, es bobo.

Fuente: Tirando al medio