sábado, 29 de agosto de 2015

Está a la venta un histórico espacio abierto de Funes. Debería comprarlo el Municipio.

¿Qué histórica “plaza” se puso en venta?

Es una tradicional esquina que durante muchos años fue utilizada como espacio público. Sin embargo, es una propiedad privada. Y sus dueños decidieron venderla.

El popular cartel amarillo con letras rojas con la leyenda “SE VENDE” llamó la atención de más de un habitué de la esquina de Tomás de la Torre y Pellegrini, frente a la Estación del Ferrocarril. “¿Se vende la plaza?”, fue la pregunta de más de un incrédulo al ver que el tradicional espacio verde, cercado por unas llamativas arcadas de ladrillo visto en todo su perímetro lucía los carteles de una reconocida inmobiliaria local.

Lo concreto es que la esquina efectivamente está a la venta, pero lo que pocos saben es que no se trata de una plaza, ni siquiera de un espacio público y que sus legítimos dueños, tras poseer el terreno durante más de cinco décadas, decidieron desprenderse del inmueble.
Para contar esta historia, hay que remontarse a mediados de la década del 50, cuando la familia Faust decidió comprar la esquina donde, por aquel entonces, se levantaba el histórico “Bar de Hernández”, una pulpería que funcionó hasta varios años después. Sin embargo, los propietarios no pudieron tomar posesión inmediata del inmueble, cuestiones legales de la época lo impidieron, y el bar continuó allí.
A principios de la década del 80, finalmente los legítimos dueños pudieron hacerse del inmueble. La esquina adquirió así su fisonomía actual, tras desguasar el viejo bar y limpiar el terreno. Años después, los titulares del terreno alcanzaron un convenio con la Comuna, dirigida por José María Marracino. En el acuerdo, los propietarios disponían que el inmueble fuera un espacio verde para uso público, a cambio de que la Comuna se encargara del mantenimiento del terreno. Fue allí cuando empleados comunales construyeron las arcadas, todo un sello distintivo de la esquina.

No obstante, ese acuerdo duró poco tiempo y la esquina dejó de ser de uso público. Sin embargo, en los hechos, el espacio siguió siendo abierto, y utilizado por cualquier funense que aprovechaba esa pintoresca plaza, con sus hospitalarias arcadas, desconociendo que se trataba de una propiedad privada. 
Ahora, tras más de cinco décadas, los propietarios decidieron desprenderse del inmueble y ponerlo a la venta. Qué le deparará el destino a la entrañable esquina, testigo de amores fugaces (y tal vez algunos perennes), es todo un signo de interrogación.

Fuente: InfoFunes